11.10.10

Confían en desarrollo del turismo sostenible

En la pequeña comunidad de El Cedro, distrito municipal del municipio de Miches, la gente aprovecha las calurosas horas diurnas para bañarse libremente, mientras las mujeres lavan a mano la ropa de su familia.


Reportaje : Escrito por: ARISMENDY CALDERÓN (arismendy_ak47@hotmail.com)
EL CEDRO,  MICHES. Si preguntan en esta comunidad por Graviel Núñez Cedeño, probablemente pocas personas lo conocen por su nombre de pila.  Pero si alguien indaga si han visto a “Culla”, se da como un hecho que lo localizan  en cuestión de minutos.

Este personaje es el director de este poblado saturado de necesidades que se levantó entre dos ríos, donde los lugareños viven de la ganadería, la pesca artesanal, la agricultura y las remesas.


“Somos un pueblo con muchas precariedades, con muchos problemas. Empezando por las vías de acceso y varios puentes que fueron destruidos hace años. Pero a la vez, en El Cedro tenemos inmensas riquezas naturales que nos permitirán en los próximos años desarrollar un turismo sostenible, un turismo con participación comunitaria,  que genere empleos; queremos atraer inversionistas que ejecuten proyectos turísticos de baja densidad, no esos grandes hoteles donde encierran a la gente. Nuestra comunidad tiene mucho que ofrecer. Confío en que el turismo que vamos a recibir se convierta en una fuerza dinamizadora de la economía local”,  subraya Núñez Cedeño.

“Culla” es el típico “jefe” de un pueblo pequeño que tiene que enfrentar los problemas del día a día, la gente que lo asedia por empleos o por pequeños favoreces municipales. El presupuesto del cabildo es de RD$750,000, suma que apenas alcanza para pagar la nómina de 61 empleados. El distrito municipal tiene 18 comunidades que atender. El local que alberga el Ayuntamiento es una casa rentada, que parece un chiquero.

Este pequeño poblado  está habitado por  casi ocho mil humanos  que quedan aislados cuando llueve a cántaros y el río El Cedro se desborda. La deteriorada carretera fue destruida por el huracán “Jean” en el 2004. El fenómeno destruyó otros cinco puentes en la zona.

Se construyó provisionalmente un badén para facilitar el paso. Sin embargo, seis años después la situación empeora.

Las enfurecidas y turbulentas corrientes de agua sobrepasan el badén y automáticamente el paso de la ruta Miches-Higüey queda interrumpido. Es una escena común observar a cientos de turistas varados en la carretera, esperando que baje el nivel de las aguas.

En la gestión de Freddy Pérez como ministro de Obras Públicas, se le asignó la contrata de la construcción del puente sobre el río El Cedro a la empresa Elsamex. Se desconoce la suma del avance para la obra pero los trabajos nunca se iniciaron. Desde entonces, la comunidad padece  permanentes pesadillas cuando   las lluvias torrenciales se presentan y les azota el tormento del avanzado deterioro de la única carretera que comunica el poblado con la civilización.

El origen de “Culla”.  El apodo de “Culla” lo arrastra Graviel  desde pequeño, cuando pasaba casi todo el día a lomo de un viejo y mañoso burro de su padre. Su vecino,  don Amado Victoria, que en paz descanse, le gritaba a su paso: “¡puya ese burro, puya ese burro, púyalo, púyalo! De tanto repetirlo, en encuentros casuales que tenían casi todo el día, la gente del pobladito terminó llamándole “Culla” y el ahora director del distrito municipal se acostumbró a ese mote. Su amistad con don Amado fue sincera. El viejo le tenía cariño y respeto. Una vez “Culla” enfermó y su vecino le prometió al Santo Cristo de Los Milagros, patrón del santuario nacional de Bayaguana, municipio de la provincia de Monte Plata, que si el niño sanaba, lo llevaría  a cumplir “una promesa”. Y efectivamente, los ruegos fueron escuchados y ambos realizaron, al año siguiente de la enfermedad,  el largo viaje  al santuario de esa comunidad para cumplir lo prometido.

Pintoresco.  Nacido y criado en la pequeña comunidad, “Culla” es un personaje folclórico, popular, pintoresco, que camina por las deterioradas calles y callejones del pueblo, se sienta en cualquier lugar y conversa con la gente de temas y problemas locales.

Antes de ser director, trabajó como encargado de Medio Ambiente en El Cedro.  En ocasiones andaba en la oscuridad vigilando a los pescadores de cangrejos para evitar la captura en época de veda; también aprovechaba las frías madrugadas para alejar a los desaprensivos que capturan huevos de Carey en las playas de la comunidad.

Mucha gente lo observó en las  zonas húmedas de Laguna Limón,  vigilando  a los depredadores que en  verano incendian las eneas y matorrales para extender sus terrenos.

Parte de su juventud la aprovechó para vincularse con los clubes. También aprovechó para estrechar sus vínculos con la Iglesia Católica. En época navideña su familia obsequiaba a los vecinos cerdo asado y cuando Melchor, Gaspar y Baltazar no pasaban por El Cedro a dejar juguetes a los niños pobres, “Culla” se las ingeniaba para  obsequiar a sus pequeños vecinos algún cariñito.

“Lo mío es mi gente. Me llevo bien con todo el mundo, no importa sus creencias religiosas, su raza o color, sus simpatías políticas o su origen social.  Mi pueblo me escogió como síndico y haré hasta lo imposible para no decepcionarlos. El cargo pasa, la gente queda”, comenta.

Tropicalia

El distrito municipal de El Cedro se prepara para acoger al proyecto turístico-inmobiliario Tropicalia,  que se construirá en un área de 12 millones de kilómetros cuadrados, en la exclusiva zona de Playa Esmeralda y Laguna Redonda, frente al mar. “Tropicalia” representará una inversión de 2 millardos de dólares. Se espera que genere tres mil empleos en la primera etapa y 14,000 puestos de trabajo a largo plazo.

Cuando presentó el proyecto, Cisneros dijo: “Por 30 años hemos disfrutado de la magia de la República Dominicana, de sus hermosas playas, extraordinarios paisajes y gente maravillosa”.

“Amamos este país, que nos ha acogido con los brazos abiertos. Hicimos de él nuestra casa, nuestro refugio familiar. Desde el principio hemos invertido en él y en su gente. Recorrimos el país buscando el lugar único en el cual realizar nuestra visión y finalmente lo encontramos”.

“Tropicalia es ese paraíso tropical que soñamos. Es un proyecto turístico inmobiliario, que propone un desarrollo responsable en la región, preservando su belleza natural”, explicó.

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