21.1.11

El Presidente Leonel Fernandez y la primera Dama de la República, Margarita Cedeño Fernández celebran misa en la Basílica de Higüey

El mandatario llegó a la 10:00 de la mañana acompañado de su esposa, así como también del jefe de la policía nacional José Polanco Gómez, el ministro de las Fuerzas Armadas, teniente general Joaquín Virgilio Pérez Feliz, el jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana, Mayor General Piloto Israel Aníbal Díaz Peña, El jefe del Ejército Nacional, mayor general Carlos A. Rivera, ministros y dirigentes políticos.

El obispo de la Diócesis de La Altagracia, monseñor Nicanor Peña Rodríguez invitó a monseñor Ramón Benito De la Rosa y Carpio a oficiar la misa de la basílica de Nuestra Señora de la Altagracia, Higüey, en la que el pueblo conmemora un año más del Día Nacional de la Patrona de todos los dominicanos.

De la Rosa y Carpio agradeció el gesto de monseñor Nicanor Peña por haberlo invitado a oficializar la misa.

Durante la homilía fueron destacado siete datos históricos relacionado con la basílica de Higüey, entre ellos resaltó los 320 años de la celebración de la Virgen, 200 años Trono, 40 años de la inauguración de la Basílica, 10 años de la creación de la comisión de mantenimiento de la basílica.

Asimismo, dijo que durante los 40 años de la creación de la Basílica han pasado todos los presidentes de la República, estos períodos gubernamentales, entre ellos Joaquín Balaguer, Antonio Guzmán Fernández, Salvador Jorge Blanco, Leonel Fernández e Hipólito Mejía.

Expresó que a la Basílica de Higüey ha sido visitadas por dominicanos y extranjeros, entre ellos muchos haitianos que re liosamente acuden todo los 21 de enero rendir tributos.

La Basílica de Nuestra de la Altagracia de Higüey ha sido declarada zona turística y religiosa al tiempo que agradeció al gobernador de la misma, señor Alejandro Grullón, quien se encuentró presente en la homilía.

Al final de la celebración de la misa monseñor de la Rosa y Carpio, así como los sacerdotes procedieron a saludar al primer mandatario de la República, la primera Dama, así como también como los jefes de los cuerpos castrenses y de la Policía Nacional, ministros, empresarios de la zona y políticos.

Posteriormente, el Primer Mandatario y la Primera Dama pasaron a rendir tributo a la virgen de la Altagracia, ubicada en el podio.

En la misa además del presidente de la República estuvieron el Canciller de la República, ingeniero Carlos Morales Troncoso, los ministros de Administrativo de la Presidencia y Deportes licenciado Luis Manuel Bonetti y Felipe (Jay) Payano.

También asistieron los dirigentes políticos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Guido Gómez Mazara, Luís Abinader acompañado de su esposa, precandidato a la vicepresidencia de la República por esa agrupación política, así como el jefe de campaña del precandidato presidencial de Hipólito Mejía, César Cedeño.


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Miles de dominicanos se han congregado para rendir culto a la virgen de La Altagracia

Miles feligreses católicos se han congregado en la basílica de Higüey con el propósito de honrar a la Virgen de la Altagracia. Ante el incremento de devotos, han sido reforzadas las medidas de seguridad y sanitarias.

El Instituto Nacional de Aguas Potables instaló un sistema de abastecimiento del líquido apto para consumo, mientras que el Ministerio de Salud Pública estableció 35 retretes, 20 lavamanos con agua clorificada al dos por ciento y 60 servicios móviles de aseo con succión.

En la basílica se colocaron alfombras con desinfectantes para que, al salir, los que acuden descalzos, limpien sus pies.Feligreses de todas partes del país y del extranjero, sobre todo de Haití, han ocupado las habitaciones hoteleras disponibles. El comercio se ha dinamizado significativamente.

El Comité Provincial de Operaciones de Emergencia activó desde ayer y hasta mañana un operativo que cuenta con casi 200 voluntarios miembros de la Policía Nacional, la Defensa Civil, Cruz Roja y la Autoridad Metropolitana de Transporte. La vigilancia policial estará a cargo de 550 agentes, habrá 22 ambulancias disponibles, 50 médicos, helicópteros y hospitales móviles. Además, la Jefatura de la Policía instaló tres destacamentos móviles e integró 10 camionetas y 20 motores a las labores de patrullaje.

Hoy será celebrada en Roma una misa por el Día de Nuestra Señora de la Altagracia. En la eucarastía, oficiada por el cardenal Gianfranco Ravasi, será leída una oración consagrada por Juan Pablo II a la protectora del pueblo dominicano.

17.1.11

¿se lleve a juicio al ex gobernante de Haití Jean-Claude Duvalier "Baby Doc"?

Haití: grupos humanitarios piden juicio a Duvalier

Organizaciones de derechos humanos instaron a que se lleve a juicio al ex gobernante de Haití Jean-Claude Duvalier "Baby Doc", tras su sorpresivo regreso del exilio.

El ex mandatario, que fue derrocado en 1986 tras un gobierno de mano dura que duró 15 años, es acusado de corrupción.

José Miguel Vivanco, director para América de Human Rights Watch, expresó que la presencia de Duvalier en Haití, a no ser que sea arrestado, es una bofetada a los que han sufrido tanto.

"Las violaciones generalizadas y sistemáticas de los derechos humanos perpetradas durante el régimen de Duvalier equivalen a crímenes contra la humanidad", afirmó.

El 7 de 02 1986 el ex presidente depuesto gobernó el país desde 1971. El imperio de los Duvalier en la vecina República Dominicana, el país ha costado unas 30.000 vidas. En general, se había trasladado a 300-800 million de dólares EE.UU. de Haití en cuentas bancarias suizas.

16.1.11

Puerto Príncipe, ciudad sin plazas

Hay espacios que definen, que configuran una realidad. En el caso de Puerto Príncipe creo que, desde hace un año, son las plazas y los parques, o más bien su ausencia, lo que nos permite hacernos idea de la magnitud del naufragio. No sólo el de este último año, el que se viene configurando desde hace muchos años. Y no es que esos espacios públicos hayan dejado de existir, es que se han transformado.
Antes del terremoto de hace un año las plazas y parques no eran muchos, pero los había. No sólo en el centro de la capital haitiana, en los alrededores del Campo de Marte, del Palacio Nacional, y plazas aledañas. Los espacios públicos abiertos se dispersaban por distintas zonas de Puerto Príncipe. Hoy son lugares abarrotados de gente, donde no queda ni un centímetro cuadrado libre. Gente que llegó de manera provisional, buscando, tras el terremoto, un refugio. Hoy ya están ahí para quedarse.
Curiosamente el refugio que buscaban no era el de un techo, todo lo contrario; lo que aquel movimiento telúrico desató fue el pavor por tener encima de la cabeza algo distinto al cielo. Pero el sol justiciero del Caribe, primero, y las lluvias inclementes después, llevaron a aquellos miles de improvisados “okupas” de los espacios públicos a cubrirse con lonas o con plásticos.
Aunque pueda parecer increíble, esas plazas y parques se han ido convirtiendo en nuevos barrios, barrios con viviendas de plástico y madera, pero barrios al fin de cuentas, con auténticos dédalos de calles y callejones y pasadizos, a veces laberínticos, en los que uno se adentra con pudor, cuando el pudor es algo que tiene que ver con los prejuicios o las conveniencias sociales que uno trae de fuera. Uno siente pudor por ver a una mujer con los pechos al aire y para esa mujer no significa nada. Y uno fotografía sin sentir pudor el rostro de otra mujer y eso sí les resulta ofensivo.

Centenares de miles de haitianos son los pobladores de esos nuevos barrios, de esos campamentos que se han convertido en su espacio vital. Tienen que bañarse en la vía pública. Las necesidades fisiológicas se realizan en letrinas prefabricadas que infectan, con su olor, toda la zona. Obtienen el agua en aljibes de lona instalados por alguna ONG o en los camiones cisternas que llegan de vez en cuando. Los desperdicios se acumulan en las esquinas hasta que se les prende fuego, atufando el aire con la acre pestilencia de la basura quemada. Y aún así, hay quienes aseguran que no quieren moverse, que no desean volver a donde vivían antes, al fondo de los barrancos, a los restos de sus casas destruidas, a una miseria aún mayor.
La fisonomía de Puerto Príncipe ha cambiado y es imposible saber por cuanto tiempo. Lo que no ha cambiado y resulta difícil creer que cambiará alguna vez es la indescriptible miseria de la población haitiana. Especialmente ahora, en Puerto Príncipe. Ya ni siquiera les quedan plazas o parques en los que refugiarse en la próxima catástrofe.