Los plásticos y otros compuestos no degradables son una amenaza ambiental que en algún momento hará notar sus consecuencias. La acumulación de chatarra tecnológica también lo es, por la diversidad de compuestos químicos que contiene.
El creciente número de vehículos de motor e inversores trae, entre otras consecuencias, la proliferación de baterías y de ello ha surgido toda una industria de reciclaje. Mucha gente vive de la compra/venta de baterías usadas.
El reciclaje de otros materiales y compuestos, como es el caso de los plásticos, está dando pie a otra industria. Desde mucho tiempo atrás reciclábamos vidrio y la compra/venta de botellas le daba el pan de cada día a mucha gente.
Pero hay que tomar muy en serio una vertiente de este mercado en ciernes. No toda la chatarra tecnológica es comercialmente reciclable y hay que educar sobre la forma de disponer de estos materiales, muchos de los cuales son nocivos para la salud y el ambiente.
Aquí no hay sitios especiales para esta basura y se dispone de ella de manera descuidada y riesgosa para la salud. Hay que empezar a educar para el reciclaje.
Aniversario de un acto nefasto
El 25 de septiembre de 1963 está inscrito en nuestra historia política como la fecha de uno de los actos más nefastos en la vida política nacional.
Fue en esa fecha en que se consumó el golpe de Estado cívico militar contra el Gobierno de siete meses que encabezaba el profesor Juan Bosch. Ese acto truncó en sus comienzos el más importante ensayo democrático de los dominicanos, después de depuesta la tiranía de Rafael Trujillo.
La consumación de este crimen contra la patria ha dejado muchas enseñanzas, la principal de las cuales ha sido, sin duda, la determinación del pueblo dominicano por forjar un régimen de democracia y libertad.
Aunque han pasado 48 años, es necesario enseñar a nuestros jóvenes todo lo concerniente a este acto nefasto y despertar en ellos el amor por la libertad y la democracia que hoy disfrutamos.
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