18.12.11

Hablemos del adviento - antes de navida

“Corona de Adviento”
El domingo 27 de noviembre, comenzó en nuestra Iglesia, el tiempo litúrgico conocido como “Adviento”, que es el período de cuatro semanas, antes de la Navidad, en que la Iglesia se prepara, en una actitud de esperanza y alegría, para celebrar el nacimiento de Jesucristo.

Con el tiempo de Adviento se inaugura el año litúrgico de la Iglesia, que se inicia el domingo siguiente a la Solemnidad de Cristo Rey del Universo.

La palabra Adviento significa “llegada” y claramente indica el espíritu de vigilia y preparación que los cristianos deben vivir. Al igual que se prepara la casa para recibir a un invitado muy especial y celebrar su estancia con nosotros, durante los cuatro domingos que anteceden a la fiesta de Navidad, los cristianos preparan su alma para recibir a Cristo y celebrar con Él su presencia entre nosotros.

Durante el Adviento los cristianos renuevan el deseo de recibir a Cristo por medio de la oración, el sacrificio, la generosidad y la caridad con los que nos rodean, es decir, renovamos nuestra vida procurando ser mejores para recibir a Jesús.

La Iglesia, durante las cuatro semanas anteriores a Navidad, y especialmente los domingos, dedica la liturgia de la Misa a la contemplación de la primera “llegada” de Cristo a la tierra, de su próxima “llegada” triunfal y la disposición que debemos tener para recibirlo. El color morado de los ornamentos usados en sus celebraciones, nos recuerda la actitud de penitencia y sacrificio que todos los cristianos debemos tener para prepararnos a tan importante evento.

La familia, como Iglesia doméstica, procura reunirse para hacer más profunda esta preparación. En todas estas reuniones el sentido de penitencia y sacrificio se enriquece por la esperanza y el espíritu de fraternidad y generosidad que surge de la alegría de que Dios pronto estará con nosotros.

Para crear el ambiente espiritual propio del adviento, podemos preparar en casa y en la Iglesia, la "Corona de Adviento", que es un símbolo que nos introduce en la celebración propia de este tiempo, y nos hace la diferencia con los símbolos propios de la Navidad (el pesebre, el arbolito), que aun no llega.


 "Manos Creativas" Margarita Mejia

La “Corona de Adviento” es una corona tejida de ramas verdes, de pino o de cualquier otra planta que se conserve fresca largo tiempo. En ella se entrelazan armónicamente cuatro cirios o velones, que simbolizan cada uno de los domingos del Adviento; tres de estos han de ser de color morado y uno rosado, que se utiliza para el tercer domingo de Adviento, llamado “Domingo de Gaudette” o de “regocijo”, que se distingue de los demás domingos del tiempo, por el tono de alegría de la liturgia del día.

Historia del Adviento:

La palabra Adviento proviene del latín "Adventus" que significa la “venida”. En un principio con este término se denominaba al tiempo de la preparación para la segunda venida de Cristo o parusía y no el nacimiento de Jesús como ahora lo conocemos.

Haciendo referencia a este tiempo la primitiva Iglesia meditaba sobre los pasajes evangélicos que hablan del fin del mundo, el juicio final y la invitación de San Juan Bautista al arrepentimiento y la penitencia para estar preparados.

Aunque sus orígenes parecen remontarse hacia el siglo IV, no se especifica cuando en si empezó a celebrarse, y los datos mas concreto son del siglo VI.

A pesar de que esta temporada es muy peculiar en las Iglesias de Occidente, su impulso original probablemente vino de las Iglesias Orientales, donde era común, después del Concilio ecuménico de Éfeso en 431, dedicar sermones en los domingos previos a la Navidad al tema de la Anunciación. En Ravena Italia - un canal de influencia oriental a la iglesia de Occidente - San Pedro Crisóstomo (muerto en 450) daba estas homilías o sermones. La primera referencia que se tiene a esta temporada es cuando el obispo Perpetuo de Tours (461-490) estableció un ayuno antes de Navidad que comenzaba el 11 de Noviembre (Día de San Martín). El Concilio de Tours (567) hace mención a la temporada de Adviento; la llamada “Cuaresma de San Martín”, se extendió por varias iglesias de Francia por el Concilio de Macon en 581. El período de seis semanas fue adoptado por la Iglesia de Milán y las iglesias de España.

En Roma, no hay indicios del adviento antes de la mitad del siglo VI AD, cuando fue reducida - probablemente por el Papa Gregorio Magno (590-604) - a cuatro semanas antes de Navidad. La larga celebración gala dejó su presencia en libros de uso litúrgico como el Misal de Sarum (Salzburgo), que era muy usado en Inglaterra, con su domingo antes de Adviento. La llegada de Cristo en su nacimiento fue cubierta por un segundo tema, que también proviene de las iglesias galas, su Segunda venida al final de los tiempos.

El Sacramentario Gelasiano anota cinco domingos para el tiempo; estos cinco eran reducidos a cuatro por el Papa San Gregorio VII (1073-85). La colección de homilías de San Gregorio el Grande (590-604) empieza con un sermón para el segundo Domingo de Adviento.

En el 650 el Adviento era celebrado en España con cinco domingos. Varios sínodos hicieron cánones sobre los ayunos a observar durante este tiempo, algunos empezaban el once de Noviembre, otros el quince, y otros con el equinoccio de otoño. Otros sínodos prohibían la celebración del matrimonio.

En la Iglesia Griega no encontramos documentos sobre la observancia del Adviento hasta el siglo octavo. San Teodoro el Estudita (m. 826), que habló de las fiestas y ayunos celebrados comúnmente por los Griegos, no hace mención de este tiempo. En el siglo octavo encontramos que, desde el 15 Noviembre a la Navidad, es observado no como una celebración litúrgica, sino como un tiempo de ayuno y abstinencia que, de acuerdo a Goar, fue posteriormente reducido a siete días. Pero un concilio de los Rutenianos (1720) ordenaba el ayuno de acuerdo a la vieja regla desde el quince de Noviembre. Esta es la regla al menos para algunos de los Griegos. De manera similar, los ritos Ambrosiano y Moárabe no tienen liturgia especial para el Adviento, sino sólo el ayuno.

El Espíritu del Adviento. El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.
Esto tiene una triple finalidad:

Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.

Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.

Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creído en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.

En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por ésta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:

Revisión: Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser
mejores.

Proyección: En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar volver a caer en lo mismo.

Esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas, vamos a estar invitados a muchas fiestas. Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del adviento. Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano. De esta forma viviremos de vivir la Navidad del Señor, ocupados del Señor de la Navidad.

Fuente consultada: ¿Qué podemos hacer en Adviento? ficha 3 de la Escuela de Acólitos San Tarsicio.

Diacono Fabio Serrats
Catedral San Pedro Apóstol
Diócesis de San Pedro de Macorís.

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