A raíz de los ataques en Bombay, la prensa europea se pregunta si la enorme comunidad musulmana de la India se ha visto contaminada por el radicalismo.
El diario parisino Liberation comenta los acontecimientos de esta manera: „En el conflicto entre India y Pakistán, dos potencias atómicas, ha resultado usual culpar al enemigo histórico. La parte india debe demostrar que en efecto los terroristas proceden del país vecino. Mas, aún cuando los perpetradores procedieran del extranjero, no debe olvidarse que el extremismo ha encontrado terreno fértil en la India. Esta nación ha renegado del laicismo tolerante que la caracterizó durante la era de la independencia. Se trata a la impresionante comunidad musulmana como ciudadanía de segunda clase, en nombre de un hinduísmo chovinista.”
Tensión creciente
La relación entre hinduístas y musulmanes también ocupa a los analistas de The Times, editado en Londres: “El futuro de la India se ve oscuro, si es que el virus del fanatismo ha alcanzado a la minoría musulmana en un país construido a base de tolerancia, secularismo y equilibrio étnico. Con 150 millones de personas, la comunidad musulmana de la India es una de las grandes del mundo. Hasta hace poco, dicha minoría se había librado del fanatismo religioso que en otros lados ha arrastrado a los musulmanes hacia el extremismo político. Recientemente, la tensión se incrementó. La violencia apenas se ocultaba bajo la superficie y explotó cuando hinduístas fanáticos destuyeron la mezquita de Ayodhya, o cuando ocurrió el pogromo antimusulmán de Gujarat, en 2002. Los grupos nacionalistas cobran fuerza en la India; en reacción, los musulmanes se manifiestan cada vez más dispuestos a la batalla.”
Responsabilidad europea
En Roma, el rotativo Il Messaggero dice que Europa tiene una responsabilidad por la situación social que se vive en la India: “Lo que sucedió en Bombay podría ser el anuncio de una nueva ofensiva por parte de aquellos que quieren el colapso de la política estadounidense. Y éstos no son solamente los terroristas de Al Qaeda. Según el futuro presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la OTAN deberá jugar un papel más activo en Afganistán; los países de la Alianza Atlántica se verán presionados para resolver la compleja situación que se vive en esa parte del mundo. Sería deseable que Europa aportara no sólo dinero y armas, sino también ideas y estrategias. Y sobre todo, que presentara una posición unificada al respecto.”
Respuestas pendientes
En Berlín, Alemania, el Tageszeitung no se apresura a nombrar responsables por los ataques: “No hay claridad en cuando a quién es el autor de los atentados. Las autoridades indias han salido al paso para culpar rápidamente a su archienemigo Pakistán o a su otro vecino musulmán, Bangladesh. Pero quien ha surgido como responsable es un grupo misterioso llamado Deccan Mujahedin, del cual nadie había oído antes. El nombre indica que podría tratarse de islamistas indios. En el pasado, los 150 millones de musulmanes indios habían demostrado poca disposición a seguir el llamado de la Jihad. Esto cambia rápidamente. Ahora casi nadie refuta la afirmación de que la India se enfrenta a un problema de terrorismo. Hoy por hoy, nadie puede establecer a ciencia cierta cuál es la fuerza de este movimiento.”
El diario parisino Liberation comenta los acontecimientos de esta manera: „En el conflicto entre India y Pakistán, dos potencias atómicas, ha resultado usual culpar al enemigo histórico. La parte india debe demostrar que en efecto los terroristas proceden del país vecino. Mas, aún cuando los perpetradores procedieran del extranjero, no debe olvidarse que el extremismo ha encontrado terreno fértil en la India. Esta nación ha renegado del laicismo tolerante que la caracterizó durante la era de la independencia. Se trata a la impresionante comunidad musulmana como ciudadanía de segunda clase, en nombre de un hinduísmo chovinista.”
Tensión creciente
La relación entre hinduístas y musulmanes también ocupa a los analistas de The Times, editado en Londres: “El futuro de la India se ve oscuro, si es que el virus del fanatismo ha alcanzado a la minoría musulmana en un país construido a base de tolerancia, secularismo y equilibrio étnico. Con 150 millones de personas, la comunidad musulmana de la India es una de las grandes del mundo. Hasta hace poco, dicha minoría se había librado del fanatismo religioso que en otros lados ha arrastrado a los musulmanes hacia el extremismo político. Recientemente, la tensión se incrementó. La violencia apenas se ocultaba bajo la superficie y explotó cuando hinduístas fanáticos destuyeron la mezquita de Ayodhya, o cuando ocurrió el pogromo antimusulmán de Gujarat, en 2002. Los grupos nacionalistas cobran fuerza en la India; en reacción, los musulmanes se manifiestan cada vez más dispuestos a la batalla.”
Responsabilidad europea
En Roma, el rotativo Il Messaggero dice que Europa tiene una responsabilidad por la situación social que se vive en la India: “Lo que sucedió en Bombay podría ser el anuncio de una nueva ofensiva por parte de aquellos que quieren el colapso de la política estadounidense. Y éstos no son solamente los terroristas de Al Qaeda. Según el futuro presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la OTAN deberá jugar un papel más activo en Afganistán; los países de la Alianza Atlántica se verán presionados para resolver la compleja situación que se vive en esa parte del mundo. Sería deseable que Europa aportara no sólo dinero y armas, sino también ideas y estrategias. Y sobre todo, que presentara una posición unificada al respecto.”
Respuestas pendientes
En Berlín, Alemania, el Tageszeitung no se apresura a nombrar responsables por los ataques: “No hay claridad en cuando a quién es el autor de los atentados. Las autoridades indias han salido al paso para culpar rápidamente a su archienemigo Pakistán o a su otro vecino musulmán, Bangladesh. Pero quien ha surgido como responsable es un grupo misterioso llamado Deccan Mujahedin, del cual nadie había oído antes. El nombre indica que podría tratarse de islamistas indios. En el pasado, los 150 millones de musulmanes indios habían demostrado poca disposición a seguir el llamado de la Jihad. Esto cambia rápidamente. Ahora casi nadie refuta la afirmación de que la India se enfrenta a un problema de terrorismo. Hoy por hoy, nadie puede establecer a ciencia cierta cuál es la fuerza de este movimiento.”
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