23.1.09

La promesas a la Virgen de la Altagracia

Las promesas a la Virgen de la Altagracia

son tan antiguas como su origen, según se cuenta, el lienzo en la Basílica de Higüey, en el que figura la protectora dominicana, fue una promesa que hizo un padre a su hija y que tras fracasar en su búsqueda la hizo pública, un hombre desconocido, y que jamás fue vuelto a ver, le respondió y entregó enrollada la pintura.

Esa historia no se ha confirmado. Pero las que sí, son las peticiones y promesas que constantemente se le hacen a la representación dominicana de la madre de Cristo.
La salud, la recuperación de objetos perdidos, el regreso satisfactorio de un familiar que está en el extranjero, una pareja para vivir, son las más frecuentes peticiones y con ellas laspromesas.
Para los creyentes a quienes “La Virgen” les cumple es una obligación valer sus promesas, las cuales van desde muy sencillas como visitar la Basílica de Higüey un 21 de enero, hasta noticiosas como caminar desde Los Alcarrizos hasta la Basílica con una cruz de madera en el costado como ocurrió el año pasado.
El 21 de enero, fecha en la que se conmemora La Virgen de la Altagracia, es la fecha predilecta para cumplir con las promesas, sin embargo, durante enero y febrero Higüey se puebla de creyentes en culto.

Pese a que la Basílica de Higüey es la más popular, el Templo de la Virgen de La Altagracia, en San José de Ocoa, es otro lugar muy visitado para la ocasión, sobre todo, asisten feligreses que no pueden hacer el viaje hasta Higüey.

Doña María, de 80 años y católica desde que recuerda, ha viajado más de 20 veces a la Basílica y en más de diez ocasiones lo ha hecho para finalizar una promesa. “Por lo único que le he pedido a la Virgen de la Altagracia es por la salud de nietos, hijos de crianza y sobrinos he tardado hasta 20 años para cumplirle, pero gracias a Dios siempre lo he hecho”.

Las promesas menos complicadas comprenden llevar a la persona por la quien se pidió salud y presentarla a la pintura en la Basílica, otros cumplen con prendas de oro, usualmente cadenas, guillos y anillos, otros con esfuerzo físico, como caminar desde la entrada de Higüey hasta la el templo, los más fuertes lo hacen de rodillas o gatas, todo por satisfacer a la Virgen de la Altagracia.

La devoción por cumplirle a la Virgen llega a comentarios plebeyos en forma de broma, en el que se pone en duda quién está primero en la religión católica, si Dios o la Virgen.

Así como hay una gran devoción, también existe temor. “En San Rafael, Barahona, un hombre le pidió a la Virgen que le devolviera la vista y a cambio le daría un medallón de oro, cuando ella le hizo el milagro, él dijo que no le daría nada y la Virgen le quitó la vista”, narra Doña María, “por que a la Virgen hay que cumplirle”, pero esas son historias difíciles de creer.

DEVOCIONARIO CATHOLICO http://www.devocionario.com/

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