Gobernar no debe ser tarea fácil, mucho menos un país con tantas urgencias como la República Dominicana.
¿Invierto en educación?
¿Me concentro en resolver el problema del costo y suministro de la electricidad?
¿O mejor doy todo mi apoyo a la salud?
¿Enfrento la inseguridad en calles, negocios y viviendas?
¿Me ocupo primero de la crisis moral como me piden desde el púlpito?
¿Bajo los impuestos, como me aconseja el empresario?
¿Bajo las tasas de interés, subo los salarios, complazco a fulano, recibo a mengano, ignoro a zutano?
De volverse loco. Ya lo creo. Porque será imposible resolver y atender satisfactoriamente todas las urgencias y complacer a todos.
El problema es que impedidos de ser exitosos en todo, urgidos de salud mental y de dejar su impronta en la historia, los gobernantes optan por no hacer caso ni a unos ni a otros y seguir propia agenda, que a veces y por momentos coincide con las urgencias ciudadanas. Rápidamente olvidan para qué y porqué fueron elegidos y qué cosas espera la población que hagan.
Quizás, pienso, que nos ha hecho falta un ejercicio de gobierno modesto, bueno, que atienda los asuntos cotidianos, con soluciones sencillas y que no olvide que se le ha dado poder para que apoye y estimule lo que ya venimos haciendo los ciudadanos y ciudadanas desde hace tiempo, muchas veces con dificultad y siempre con gran esfuerzo y sacrificio.
Apoyar y estimular lo que vienen haciendo los ciudadanos y ciudadanas, para empezar. Si lo hace será querido y recordado como un gran gobierno.
El gobierno está en condiciones de estimular la creación de empleos y proveer crédito a buen precio que apoye el esfuerzo emprendedor de los dominicanos y dominicanas. Más empleos porque mejorarán los ingresos, elevarán el consumo de bienes y servicios y crédito a buen precio porque estimulará la creación de riquezas y empleos, dinamizará el consumo y fortalecerá las finanzas públicas con las que se atenderán otras urgencias, entre ellas la educación, la salud, el transporte y la vivienda.
La clave para el éxito de un gobierno es no olvidar nunca que primero fueron los ciudadanos y ciudadanas, luego el gobierno que estos eligieron y que de él bastaría que fuera útil.
¿Por dónde empezar? Ser útil.
Erwin Karl Wieland
Residente en Higuey
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