22.3.11

¿Es tan malo el turismo como lo pintan?

Higuey en los objetivos de 2011
En el año 1971, a la llegada del turismo a la provincia Altagracia de la mano del joven empresario Frank Rainieri, el municipio de Higuey dependía esencialmente de la ganadería y la caña.

 En la ciudad existían 4 almacenes, 3 farmacias, 2 pequeñas ferreterías, 6 carnicerías, 4 talleres de mecánica, 2 fábricas de hielo, 2 fábricas de queso, 2 aserraderos y  un  pequeño negocio de venta de vehículos.

Higuey contaba para esa época  con una oficina del Banco Popular  con 5 empleados, un pequeño hospital público y 4 consultorios privados, 10 abogados, 8 médicos y un ingeniero. También  tenía  una escuela primaria, un liceo secundario y 2 colegios católicos.

En la actualidad la provincia Altagracia recibe más del 50% de los turistas que llegan al país, representa la mayor demanda de bienes y servicios por habitantes, la tercera oferta de servicios financieros, la  tercera en  consumo de energía y  venta de vehículos, aporta más del 12% del PIB,   es la zona con la  más alta tasa de empleo de su población,  mientras se ha multiplicado por 5 el número de  viviendas en  Higuey.
un "puente" de 10 millones de pesos
Estos datos,  extraídos de una conferencia del empresario  turístico Frank Rainieri, constituyen el mejor mentís a la tesis sustentada por el PNUD y  repetida por la asociación catalana Alba Sud, de que  “el modelo turístico dominicano, lejos de implicar un mayor desarrollo para su población, concentra la riqueza y  redistribuye la pobreza”.El informe de Desarrollo Humano 2008 del PNUD  afirma que en  Puerto Plata y Altagracia, las dos principales provincias turísticas del país,   “el Índice de Pobreza Humana es  respectivamente  12.3  y 17.2,  superior  a la media nacional que es de 10.5.   Lo que no explica el informe es como la provincia Altagracia, con ese modelo “generador de pobreza”,   aporta al Estado más ingresos per  cápita que el resto del país y se ha convertido en el principal foco  de atracción de la migración interna.

La realidad es que  el turismo de Puerto Plata y Punta Cana ha generado más riqueza y más empleos per cápita que el resto del país, aunque   no ha podido dar respuesta a todos los pobres y desempleados que se desplazan desde otras comunidades deprimidas en busca de las oportunidades que ofrece la actividad turística.  El último censo le asigna al joven distrito municipal de Verón-Punta Cana más de 52 mil habitantes, la mayoría de ellos procedentes de otros puntos del país donde sin ninguna duda no existen las oportunidades que ofrece esta demarcación turística.

Ciertamente el sector turístico no ha podido, en adición a su rol  de invertir, generar empleos, potenciar la actividad productiva y pagar impuestos, asumir  la tarea de hacer una justa redistribución de la riqueza que produce.

Pero  si se quiere entender lo  que significa el turismo pregunten a los puertoplateños  si la  actual disminución del flujo de turistas a esa ciudad, que ha implicado el  cierre de hoteles, la pérdida de empleos, la caída de la actividad comercial y  la disminución del mercado para su  producción agrícola e industrial, no ha representado también una sensible merma  de oportunidades y bienestar para su gente, lo cual no tendría razón de ser si fuera cierta la conclusión atribuida al informe de desarrollo humano del PNUD.

el camino a la escuela día tras día por el río, Higuey 2011
En el caso de Higuey, que se reproduce por lgual en la zona de Punta Cana, es cierto que  falta un acueducto, que muchas de sus calles lucen deterioradas y que la inversión social es escasa ¿Pero esa responsabilidad corresponde al sector turístico o al Estado?.

¿El sector turístico que construyó el   aeropuerto de Punta Cana, incluido entre los diez más  activos de América Latina; que ha construido carreteras, barrios y escuelas en Verón, que está aportando los recursos para la construcción del Boulevard de Bávaro y que prácticamente no recibe casi nada a cambio de lo que aporta al Estado, debe ocuparse también de erradicar  el  problema de la pobreza que llega del resto del país, organizar el desarrollo urbano, controlar la migración y resolver el problema de la delincuencia?.

¿Es justo pedirle  todo eso y desacreditar a  un sector productivo  que durante los  últimos 25 años ha sido  el más firme aliado del  desarrollo nacional como principal productor de   empleos y divisas,  como factor de redistribución de riquezas  desde el punto de vista  social y territorial y como agente de revalorización de la cultura nacional.?

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