11.11.11

Una sociedad Insegura, Llena de Pánico e Ingratitudes

La sociedad dominicana tiene muchas situaciones de vulnerabilidad social que generan inseguridad ciudadana, tales como: sistema el educativo en crisis, la desigualdad y estratificación social, corrupción ejercida desde el poder con impunidad, complicidad entre las redes delictivas y los organismos de seguridad ciudadana y una cultura del miedo implantada desde el poder; que se le ha ido de las manos a las autoridades sin darse cuenta o se hacen de la vista gorda.

Sin lugar a dudas el país se siente en una situación de incertidumbre y desprotegido por los administradores del Estado. La inseguridad ciudadana se ha convertido en uno de los principales males que afecta la nación, donde la gente no se siente segura y teme salir de sus hogares. Es desesperante ver a cientos de personas visitar los centros hospitalarios con diagnósticos de ansiedad, insomnio, pánico  y  depresión, producto de los niveles alarmantes que vive la nación.

No escapa al conocimiento de todo ser humano razonable que la inseguridad ciudadana es grande, pero lo penoso de esto es que las autoridades dicen que la criminalidad es tan solo “percepción”. Hay que tener un alto nivel de irresponsabilidad cívica y desvergüenza personal para decir que el incremento de la criminalidad y la delincuencia en la República Dominicana es un problema de “percepción”.

El recrudecimiento de los robos, los asesinatos, los atracos, los secuestros, el narcotráfico y la violencia ocupan diariamente la atención de todos los medios de comunicación del país.

Deben las autoridades dominicanas evitar caer en los niveles de violencia que se registran en  otras naciones a causa del narcotráfico, sicariato y la delincuencia común.

Violencia y criminalidad crecen y se expanden como cáncer  que corroe el cerebro de la sociedad, tanto así que no se pone el sol sin que se difundan crónicas rojas sobre  asesinato, asaltos, robo agravado u otros crímenes y delitos asociados a la delincuencia.

La falta de confianza de la ciudadanía es cada vez peor, debo traer a colación un caso que viví en carne propia, recientemente un señor vecino del área “Miguel” se apersono a mi vivienda con un bolso de color verde, que según me dijo había hallado en la Charles de Gaulle tirado.

Este poseía los documentos de la Sra. Adelaida Altagracia Díaz Justo, profesional de la enfermería y directora del Departamento de esa disciplina en la Maternidad San Rafael, junto a su cedula, también estaba su carnet de labores, una tarjeta del Metro, una tarjeta Avanza, un carnet del PRD y dos juegos de llaves. Preocupado por lo que tendría que hacerle falta a esa dama esos documentos que son de vital importancia para su uso diario, procure publicar en varios pórtales el hallazgo de los mismos.

Incluso a través de mi dilecta y eficiente amiga Anibelca Rosario de Assat, en el programa El Gobierno de la tarde, quien junto al Dr. Ricardo Nieves, Juan Taveras Hernández, Fafa Taveras y Felipe Romero, comparte cabina, le comente que estaban en mi poder esos documentos, para que lo anunciara por ese importante espacio, incluso me atreví a autorizarle a que le diera mi número de móvil a la señora, para que me localizara.

En mi buena fe como un dirigentes social siempre vinculado a las mejores causas, procure que la señora no penetrara a Cancino Adentro, por preservar su integridad, le sugerí que me esperara en el (Come y Bebe), entrada al sector para entregarle sus pertenencias, a la que ella accedió.

Pero quiso jugar doble cabeza, me estuvo esperando junto a dos caballeros y dos agentes policiales, quienes al percatarse que era yo, se me acercaron con fines de apresarme, la dama con su actitud de “inocente” se sorprendió de la acción de los agentes, pero solo me tomaba el pelo, ella quería apresarme pensaba quizás yo era el delincuente que le despojo de su cartera, su experiencia le dijo que no era yo un delincuente y que solo quería servirle, pues en más de una ocasión me pregunto si era un favor lo que le hacía, “No tengo como agradecerte” me repetía.

Pero al ver la reacción de quienes allí estaban los cuales con rostros sorprendidos veían como la ingratitud de esa dama; lo que desbordo el asombro de los presentes, más ella  no tuvo el coraje de agradecer de forma sincera a quien con buena fe, guardo sus pertenencias, tanto sus documentos, como llaves, carteras y otras cosas y busco los canales para entregárselos sin costo alguno.

Esta sociedad está al borde del colapso, debo confesar que esos 10 minutos que viví en medio de la confusión, es quizás uno de los momentos más asqueante que haya podido recordad, es cierto que me he acostumbrado a los “Ingratos de la política”, pero de verdad que no tengo ánimo de volver a guardar objetos y documentos de nadie, retornar a ayudar a personas en las calles será difícil, la inseguridad ciudadana y la desconfianza que vive la nación, está provocando que la gente pierda la sensibilidad y la vocación de servir.

Fuente:  http://destelao.com/
Escrito por Darwin Feliz Matos
El Autor es Premio Nacional de la Juventud 2010, e Hijo Meritorio del Municipio Santo Domingo Este.

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