Comerciantes dominicanos y haitianos están preocupados por la decisión de la Dirección General de Aduanas de prohibir la importación de ropas y zapatos usados.
La medida, que se aplica “gradualmente”, fue dispuesta el día 7 de este mes, lo que ha comenzado a preocupar a la gente que vive del negocio.
Esta medida, sumada a la de la prohibición de importación de huevos y pollos dominicanos por las autoridades haitianas desde el año pasado, es considerada por el presidente de la Federación de Comerciantes Unidos de Dajabón, Freddy Morillo, como una traba a la economía y al desarrollo local.
Morillo explicó, sin embargo, que aunque legalmente se mantienen las restricciones al mercado de productos avícolas, se comercializa en más de un 80 por ciento.
En cambio, dijo que la prohibición de importar ropa y calzados viene a socavar la economía de Dajabón, de la región y del país. Dijo que este mercado beneficia a vendedores y a compradores.
Sostuvo que si se ha tomado como fundamento que grandes empresarios estarían detrás del negocio, las autoridades deben regularlo.
Advirtió que el impacto negativo que provocará la medida será devastador para miles de familias.
Los vendedores.
La medida, que se aplica “gradualmente”, fue dispuesta el día 7 de este mes, lo que ha comenzado a preocupar a la gente que vive del negocio.
Esta medida, sumada a la de la prohibición de importación de huevos y pollos dominicanos por las autoridades haitianas desde el año pasado, es considerada por el presidente de la Federación de Comerciantes Unidos de Dajabón, Freddy Morillo, como una traba a la economía y al desarrollo local.
Morillo explicó, sin embargo, que aunque legalmente se mantienen las restricciones al mercado de productos avícolas, se comercializa en más de un 80 por ciento.
En cambio, dijo que la prohibición de importar ropa y calzados viene a socavar la economía de Dajabón, de la región y del país. Dijo que este mercado beneficia a vendedores y a compradores.
Sostuvo que si se ha tomado como fundamento que grandes empresarios estarían detrás del negocio, las autoridades deben regularlo.
Advirtió que el impacto negativo que provocará la medida será devastador para miles de familias.
Los vendedores.
Inés Peñaló, de 43 años y madre de tres hijos, manifestó que si le quitan la venta de tejidos usados no sabrá cómo seguir sobreviviendo ante la crisis económica del país y la falta de trabajo.
“Tengo más de 15 años ganándome la vida aquí y la verdad que no sé qué haría si me obligan a abandonarlo”, señaló angustiada.
El mismo drama narró Alejandro Tejada, de 66 años, quien expresó que “quitarme este empleo es como si me arrebataran la comida de la boca”.
Para la señora De los Santos, con 16 años sobreviviendo de la venta informal, este negocio es lo que le permite el sustento de sus hijos, además de pagar los estudios universitarios y la vivienda que compró con un préstamo bancario.
Freddy Morillo manifestó que las autoridades le manifestaron que la prohibición la ordena una ley del año 1973, por lo que criticó que la Dirección General de Aduanas quiera aplicarla ahora.
Morillo recordó que en el año 2002, cuando el presidente Hipólito Mejía ordenó por decreto la prohibición de la importación de ropa y calzados usados por la frontera, el pueblo de Dajabón se lanzó a la calle para protestar por la medida.
Dijo que eso trajo como consecuencia que el mandatario desistiera, porque sabía que ese negocio es una necesidad del pueblo de Dajabón y de cientos de haitianos.
El mercado domínico-haitiano moviliza unos 40 millones de pesos los lunes y unos 60 millones los viernes.
El próximo martes el director general de Aduanas, Miguel Cocco, se reunirá con los comerciantes de Dajabón para explicar el por qué de la medida implementada.
Cien millones
El mercado domínico-haitiano moviliza unos 40 millones de pesos los lunes y unos 60 millones los viernes.
Reunión
El próximo martes, el director de Aduanas, Miguel Cocco, se reunirá con los comerciantes de Dajabón para explicar el por qué de la medida implementada.
Necesidad
Freddy Morillo, de la Federación de Comerciantes Unidos, dijo que la intención de Hipólito Mejía de cerrar el negocio trajo como consecuencia que el mandatario desistiera, porque sabía que ese negocio es una necesidad del pueblo de Dajabón y de cientos de haitianos que intercambian sus productos en el mercado.
“Tengo más de 15 años ganándome la vida aquí y la verdad que no sé qué haría si me obligan a abandonarlo”, señaló angustiada.
El mismo drama narró Alejandro Tejada, de 66 años, quien expresó que “quitarme este empleo es como si me arrebataran la comida de la boca”.
Para la señora De los Santos, con 16 años sobreviviendo de la venta informal, este negocio es lo que le permite el sustento de sus hijos, además de pagar los estudios universitarios y la vivienda que compró con un préstamo bancario.
Freddy Morillo manifestó que las autoridades le manifestaron que la prohibición la ordena una ley del año 1973, por lo que criticó que la Dirección General de Aduanas quiera aplicarla ahora.
Morillo recordó que en el año 2002, cuando el presidente Hipólito Mejía ordenó por decreto la prohibición de la importación de ropa y calzados usados por la frontera, el pueblo de Dajabón se lanzó a la calle para protestar por la medida.
Dijo que eso trajo como consecuencia que el mandatario desistiera, porque sabía que ese negocio es una necesidad del pueblo de Dajabón y de cientos de haitianos.
El mercado domínico-haitiano moviliza unos 40 millones de pesos los lunes y unos 60 millones los viernes.
El próximo martes el director general de Aduanas, Miguel Cocco, se reunirá con los comerciantes de Dajabón para explicar el por qué de la medida implementada.
Cien millones
El mercado domínico-haitiano moviliza unos 40 millones de pesos los lunes y unos 60 millones los viernes.
Reunión
El próximo martes, el director de Aduanas, Miguel Cocco, se reunirá con los comerciantes de Dajabón para explicar el por qué de la medida implementada.
Necesidad
Freddy Morillo, de la Federación de Comerciantes Unidos, dijo que la intención de Hipólito Mejía de cerrar el negocio trajo como consecuencia que el mandatario desistiera, porque sabía que ese negocio es una necesidad del pueblo de Dajabón y de cientos de haitianos que intercambian sus productos en el mercado.
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